Estrellas de Neón

Por: Paola Valverde Alier

Estrellas en 45

 

Una noche, en una lectura, escuché a un poeta usar un epígrafe que decía “Because the night belongs to lovers”. Me llamó poderosamente la atención que alguien pudiera hacer algo así, usar una línea de una canción para introducir su poema. Me gustó, además, que utilizara esa canción, una que fuera popular pero certera. Ese poeta era Roig, yo tenía 18 y no sabía que la única regla en la poesía es que no existen las reglas.

 

Estrellas en 45 es un libro con desencantos y nostalgias, un libro que narra la historia de las grandes estrellas de la música y el cine, esos “ricos y famosos” con los que crecimos, esos cortes de pelo que anhelamos en los salones de belleza, conductas que nos hicieron enloquecer y lograron estallar nuestras cabezas. Pero la casa no sería hogar sin sus objetos más preciados, sellos propios de un espacio que guarda la energía de quien los colocó allí. Solo las generaciones que pisaron los 70 y los 80 podrán comprender el significado de una historia desde un view master, las ciudades de lego o el reto de armar un cubo Rubik, en mucho más tiempo que 30 segundos. En esta obra respiramos un concepto total, una construcción. En este libro encontramos estrellas fugaces en el camino del éxito, la adrenalina, los excesos y la decadencia.

 

El poeta siembra y se desata la canción, los pasos que damos en cada uno de los poemas nos llevan a un recuerdo o a una alteración. Porque sí, la poesía es capaz de alterarnos, sacarnos de la cama y ponernos a bailar cuando Freddy está frente a nosotros y “la tregua anuncia su retiro, el éxito cae en disonancia como el surco rayado en un vinil”. Luego lloramos o reímos como desquiciados, volvemos al poema y tenemos la sensación de haber vivido el gran momento, otra vez.  

 

Vi muchos poemas de Estrellas en 45 levantarse, poner uno sobre otro sus ladrillos, desarrollarse como una obra sólida, con fragmentos de rostros como un collage. ¿Estamos en el lado A o el lado B? Los poemas dialogan entre sí, nos permiten ajustar el lente que apunta a Madona su “arte de crecer casi siempre a la contra” o la exquisita descripción de un Elvis caído en desgracia, un Elvis que no hace falta si quiera mencionarlo. Todo el beat está en el secreto: el poeta juega y reinventa sus propios estilos, suelta o amarra los signos de puntuación, las pausas, los atajos a la infancia y los lugares donde fuimos felices con técnica y oficio. 

 

Los textos aquí escritos revelan la memoria de toda una generación. Un libro así, con este temple y esta precisión, solo pudo haber sido escrito por un VideoJockey con la sensibilidad de Roig, uno que tuviera su ojo, su capacidad de paparazzi, su paciencia de depredador frente a la presa, pero Roig dosifica los latidos desde su espíritu sereno y, aunque muchos vivimos estos años desde lugares distintos, la música será siempre la misma.