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EDITORIAL DE LA UNIVERSIDAD ESTATAL A DISTANCIA
“… era una maravillosa oportunidad para personas que creímos que no podíamos continuar los estudios por razones de trabajo y tareas hogareñas”
Mi mamá me regala amaneceres. Es una andariega incansable y madrugona: de 4:30 a 5:30 a.m. es su hora ideal para caminar por las calles cartaginesas y, en cada caminata mañanera, hay una historia, más o menos conocida, más o menos detallada. En alguna de esas, hace ya varios años, por cualquier motivo, iniciamos una conversación sobre la UNED. Caminábamos al norte del mercado, cerca de las vías del ferrocarril y, de repente, dijo: “Por aquí estaba la UNED, la primera oficina”.
Conozco pedacitos de su vinculación con la UNED, pero esta frase abrió la puerta para incursionar en su vivencia.
—¿Y cómo sabés eso? ¿Tenías que venir a algo por aquí?
—Es que aquí vinimos a pedir información. En una reunión de maestras, nos hablaron de la nueva universidad y de que era diferente, porque no teníamos que ir, era a distancia. Nos dieron unos papelitos y vinimos a preguntar.
—¿Cuándo? ¿Quiénes?
—Ahhh… fue a finales de los setenta. Varias maestras nos interesamos y consultamos sobre qué era, cómo funcionaba y, sobre todo, los horarios y el costo. Acordate que en ese momento ustedes eran cinco, yo tenía doble jornada en la escuela y las responsabilidades de la casa. Por dicha que tu papá siempre me apoyó y ayudó tanto con ustedes, la casa y también con el estudio.
Y la madeja seguía soltándose, el hilo fluía y mami me contaba con una media sonrisa, que yo creo que era de orgullo. Los recuerdos venían llenitos de tenacidad y esfuerzos.
—¡Ajá! ¿Y entonces?
—El asunto es que seguimos con la idea de probar. Era todo un reto porque nos sentíamos “herrumbradas” en el estudio. Yo había terminado la U ¡en 1965! y las demás andaban parecido. Pedimos ayuda a profesores del colegio para refrescarnos, hicimos un grupito de estudio y nos propusimos tener presencia en todas las tutorías y salir en la primera graduación. Nos enamoramos del sistema y el sistema nos ayudó a seguir.
Ojos grandes mientras, paso a paso, escucho el relato. Mi admiración total por el interés y el compromiso. ¡Mujeronas!
—¡Qué cargas! ¿Y quiénes eran? ¿Cómo funcionaba?
—Todas éramos maestras, pero en diferentes escuelas. Estaban Julieta Pérez, Olga Isabel Aguilar, Gertrudis Torres, Flory Coto y yo. Ya tres fallecieron. Después entró Ema Madriz, que era de Paraíso. Nos daban los libros y material adicional. El sistema era con tareas, tutorías telefónicas y presenciales, eran sábados o domingos, y los exámenes.
Mi mamá ingresó en 1978 a la naciente Universidad Estatal a Distancia en Cartago y recibió su título de Bachiller en Educación Primaria con énfasis en primer y segundo ciclo en la primera graduación, un día de abril de 1981. Mi hermano menor nació el 27 de abril de ese año. La foto de graduación es bellísima.
[i] Funcionaria de la UNED
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