Un libro de obligada lectura para mejor comprender el momento político actual

Intervención de  Vladimir de la Cruz en la presentación del libro Costa Rica: construcción de la democracia. Avances, retrocesos y desafíos, con motivo del acto conmemorativo del 40 aniversario de la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (EUNED), realizado el jueves 31 de octubre del 2019, en el Paraninfo Daniel Oduber, de la Universidad Estatal a Distancia

 

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La EUNED celebra su 40 aniversario editando una nueva obra que sigue la saga de dos anteriores sobre la democracia costarricense. La primera fue su primer libro de edición en 1978 y la segunda, en 1992, con la misma intención de análisis de la realidad costarricense.

En 1978, la EUNED publicó ¿La democracia en Costa Rica? Cinco opiniones polémicas, con los autores Chester Zelaya, Oscar Aguilar Bulgarelli, Daniel Camacho, Rodolfo Cerdas y Jacobo Schifter.

En 1992, la EUNED publicó Democracia costarricense. Pasado, presente y futuro, de los autores Constantino Urcuyo, Arnoldo Mora, Eugenio Rodríguez, Rodolfo Cerdas, Ennio Rodríguez, Miguel Angel Rodríguez y Chester Zelaya.

Actualmente, en el 2019, para conmemorar su 40 aniversario, ha publicado Costa Rica: construcción de la democracia. Avances, retrocesos y desafíos, de los autores Daniel Camacho Monge, Ana Virgina Calzada Miranda, Natalia Díaz Quintana, Carlos Denton Lister y Jacobo Schifter Sikora.

En relación con los libros anteriores, de esta nueva publicación, los autores Daniel Camacho y Jacobo Schifter repiten 41 años después. Chester Zelaya y Rodolfo Cerdas estuvieron en las dos primeras ediciones.

Estos libros son importantes valoraciones de momentos específicos de nuestro desarrollo histórico, político, económico e institucional, de 1978, de 1992 y del 2019.

 

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El primer libro fue publicado en 1978 dentro del período de la Guerra Fría, cuando estaba caliente en Centroamérica, a las puertas del triunfo de la Revolución Sandinista en Nicaragua y de importantes movimientos insurgentes, en los restantes países de Centroamérica, particularmente en El Salvador y Guatemala. En ese momento, la Administración Oduber (1974-1978) había elevado enormemente nuestra deuda exterior. Igualmente,  estábamos a las puertas de desarrollarse el gobierno de Rodrigo Carazo Odio.

El segundo de los libros, publicado en 1992, 14 años después, fue en los días inmediatos a la caída de mundo socialista, a la desintegración del sistema mundial socialista, en el momento en que acababa de caer la Revolución Sandinista, cuando, a la vez, la izquierda costarricense se había despedazado, cuando estaba hecha añicos en sus importantes proyecciones sociales y organizativas y despuntaban nuevas alternativas político-electorales en ese escenario.

Eran los tiempos en que habían surgido los Planes de Ajuste Estructural, iniciando el Gobierno de Luis Alberto Monge (1982-1986), cuando también la Iniciativa de la Cuenca del Caribe y los Planes del Presidente Reagan campeaban en Centroamérica, con el escándalo Irán Contras y cuando, en medio de esa hecatombe, el nuevo Gobierno, el de Óscar Arias Sánchez (1986-1990), supo proyectar su política de pacificación en Centroamérica y alcanzar los acuerdos que pusieron fin a las guerras y conflictos armados en Centroamérica, que le mereció el reconocimiento del Premio Nobel de la Paz en esos días de 1987.

Eran también los días en que, con la caída del gobierno dictatorial de Augusto Pinochet, en Chile, se auguraban nuevos caminos para la democracia continental, como ha sucedido desde entonces, y eran los días en que había sucedido el Caracazo en 1989, en Venezuela, y Hugo Chávez intentaba un Golpe de Estado (1992), que le llevó dos años a la cárcel y, siete años después, a la Presidencia de Venezuela por la vía electoral.

Surgió ese libro en los momentos en que empezábamos a aprobar los Tratados de Libre Comercio que nos ha llevado a meternos en la gran autopista internacional del comercio con 16 tratados de este tipo, ratificados por Costa Rica, autopista de la cual no nos podemos salir y tenemos la urgente tarea de saber cómo conducirnos en ella y a qué velocidades marchar en los carriles que cada uno de esos tratados significa y potencia para el país.

El tercero de los libros, el que hoy celebramos, 41 años después del primero y 27 años después del segundo, campea en un mundo totalmente diferente de los que rodearon a las dos primeras publicaciones.

En lo político, hasta 1978, el Partido Liberación Nacional fue el principal partido político del país, el que había logrado desarrollarse desde 1951 y gobernar, desde 1953 hasta 1978, en cuatro gobiernos de siete. La oposición política no se había articulado con un poderoso partido como surgió en 1983 con el Partido Unidad Social Cristiana.

La izquierda comunista, repuesta de la superación de las trabas legales y constitucionales que le impedían su participación, después de 1974 y 1975, con el desarrollo de dos fuerzas políticas nuevas de tipo socialista, hicieron surgir la coalición Pueblo Unido, que se levantaba como una tercera fuerza alternativa ante Liberación Nacional y los grupos que, desde sus propias trincheras oligarcas, económicas y empresariales, se le oponían, en lo que constituyó un alegrón de burro político, por la crisis internas que le siguieron a medidos de la década del 80 que acabó con ese proyecto.

Esas izquierdas habían desaparecido al momento de salir el segundo de los libros. Surgían, eso sí, nuevas tendencias con el Partido del Progreso, en 1990, primero, y luego con Fuerza Democrática (1994-2006). Allí Daniel Camacho, uno de los autores de este libro, encabezó la papeleta presidencial de lo que quedaba de Pueblo Unido e Isacc Felipe Azofeifa, la del Partido del Progreso, ambos reunidos e integrados después, en 1994 y 1998, en Fuerza Democrática.

El segundo de los libros, entonces, se enmarca en este campo político electoral cuando la Unidad Social Cristiana emerge como un gran partido, que llega a desplazar a Liberación Nacional del Poder Ejecutivo en dos ocasiones (1998 y 2002), gobernando consecutivamente, al mismo tiempo que situaciones particulares asociadas, muy publicitadas y escandalosamente divulgadas, contra altos dirigentes suyos y expresidentes de la República les afectó en sus impactos electorales a partir de las elecciones del 2006, aunque sobreviviendo a ellos, mientras Liberación Nacional mantuvo el gobierno nacional desde el 2006 hasta el 2014.

 

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Hasta la salida del segundo libro, en 1992, y prolongado hasta 1998, Liberación Nacional y la Unidad Social Cristiana ejercían un control bipartidista parlamentario importante, situación que empieza a desdibujarse a partir de ese año de 1998, agravando la representación parlamentaria del partido gobernante en el Poder Ejecutivo desde entonces y agudizando esa representación en los últimos dos gobiernos del Partido Acción Ciudadana.

Para la salida del segundo libro, estaba empezando a dar revolucionariamente sus primeros pasos la Sala Constitucional de la República, que algunas autoridades de gobierno y gobernantes acusaban de no dejarlos gobernar.

El tercero de los libros, el que hoy celebramos, surge justamente en esta Costa Rica nueva, la de los Tratados de Libre Comercio, la de la época de la globalización mundial, la del hegemonismo norteamericano fuerte después de 1990 hasta iniciado el tercer milenio y el siglo XXI, cuando se rearticulan nuevos ejes internacionales de equilibrio con la República Popular China al frente, en el campo económico, y con Rusia moderna, es la época de la de superación del socialismo como sistema político en una inmensa cantidad de países y en una parte muy importante de la población mundial, la del debilitamiento de los partidos políticos tradicionales, la del debilitamiento de los partidos comunistas a escala global, la del debilitamiento de las fuerzas socialistas en ese nivel internacional y la del surgimiento de nuevas fuerzas políticas y nuevas tendencias políticas, algunas de tipo reformistas, otras sin un claro signo teórico ideológico y otras con claras manifestaciones de responder a intereses religiosos pentecostales, no católicos, sumamente conservadores. Es la época en que el plano internacional se han venido exaltando, en los últimos lustros, los derechos ecológicos, ambientales, de conservación y protección de la naturaleza, que ha priorizado los derechos humanos en todas sus manifestaciones y ha impulsado políticas y acciones internacionales, y nacionales, orientadas a fortalecer el respeto a las minorías, de cualquier tipo, y el de sus derechos y libertades individuales y sociales, a exaltar los derechos y la igualdad de mujeres. Es una época en que han surgido, especialmente en este siglo, importantes movimientos de tipo populista de derecha como de izquierda.

Para el primer libro predominaban aún las interpretaciones clásicas del desenvolvimiento histórico e institucional de Costa Rica, lo que se manifiesta mucho en los artículos de Chester Zelaya y Oscar Aguilar Bulgarelli.

Daniel Camacho allí planteaba la incapacidad de funcionamiento de la democracia burguesa en América Latina, inundada de dictaduras, considerando que la democracia costarricense era limitada y poco estable por el dominio burgués que se tenía en ella. Señalaba las dificultades de organización popular en sindicatos y partidos. Señalaba a Costa Rica como un régimen capitalista dependiente, que funcionaba por la hegemonía burguesa que lo controlaba, por el éxito de las organizaciones populares de ampliar y profundizar libertades y derechos y por salidas atenuadoras a los mecanismos de explotación social, así como por el papel del Estado, a partir de 1950, que lo tiene en su máximo esplendor intervencionista hasta 1978, cuando se había desarrollado el concepto de Estado empresario, el del bienestar, el Estado asistencialista que se había construido. Analizó, en aquel momento, el papel importante de la acumulación de capital, así como los reacomodos de fuerzas económicas y políticas que se fueron dando y las políticas represivas que siguieron a la Guerra Civil. Concluyó que había tendencias hacia más represión y autoritarismo, hacia la limitación de las libertades democráticas y señaló que podían surgir condiciones para profundizar esas libertades, lo  que pasaba por una acumulación de fuerzas progresistas, democráticas y populares.

Para Rodolfo Cerdas, la democracia liberal y el estado de derecho alcanzado era lo más significativo, con errores que el analizó. Igualmente enfatizó en la llamada burguesía burocrática y tecnoburocrática, conceptos que ya se venían analizando, junto con José Luis Vega Carballo, como parte de la estructura del poder político, hacia un capitalismo de Estado. Veía igualmente el peligro de la represión política interna y valoró el surgimiento de nuevos sectores político empresariales.

Jacobo Schifter analizó la democracia como un producto de la neutralización de las clases sociales, resultado de la Guerra Civil. Hizo aportes muy significativos para empezar a ver la Guerra Civil y el populismo de la época con otros ojos. Igualmente vio tendencias autoritarias, reconociendo el papel que tenían los sectores sindicales y trabajadores, y el mundo del trabajo.

El segundo libro, el publicado en 1992, se inscribió en el escenario y las conmemoraciones del centenario de la celebración de la democracia costarricense, asociada a la fecha del 7 de noviembre de 1889, siendo un libro más teóricamente elaborado donde se discutió el concepto de democracia, como lo hizo Constantino Urcuyo, sobre si esta fecha debía o no considerarse fundacional de la democracia nacional, que discutió Arnoldo Mora, el perfeccionamiento de ciertas instituciones democráticas que analiza Eugenio Rodríguez, como el sufragio, las garantías sociales y la centralización y descentralización del Estado. Eugenio Rodríguez introdujo al final de su análisis el concepto de corrupción sin desarrollarlo, pero ya como un elemento presente de la sociedad costarricense en 1992, al momento de editarse ese segundo libro.

A propósito de las palabras dichas, al inicio de este acto, por María Eugenia Bozzoli, presidenta del Consejo Editorial de la EUNED, sobre los sucesos de 1889 y la participación popular  que los produjo, agrego que en esa lucha jugaron un papel muy importante las mujeres, que también se movilizaron, lo que hizo que el presidente José Joaquín Rodríguez (1890-1894) propusiera, en aquellos años, el reconocimiento de voto para las mujeres. Desde entonces se iniciaron las luchas para el sufragio de la mujer costarricense.

Aquí, en ese libro, Rodolfo Cerdas, apuntó el agotamiento del modelo de desarrollo económico que hasta entonces se había alcanzado, visualizando la posibilidad de alcanzar una “democracia humanista”, insistiendo en el agotamiento del modelo de desarrollo y de la crisis que afectaba al régimen municipal que afectaba la educación, destacando la ingobernabilidad surgida por la burocratización del Estado, y sentó las bases de lo que llamó la “democracia humanista”. Estábamos en 1992, según él, ante una encrucijada de partidos y líderes políticos, de organización y funcionamiento de la Asamblea Legislativa y de corrupción.

Ennio Rodríguez, por su parte, viendo la fortaleza de las instituciones democráticas y el respeto a los derechos humanos señalaba el reto del desarrollo económico, hacia el futuro, en el desafío del cambio tecnológico y de altos niveles de productividad, con una gran reforma electoral que fortaleciera la democracia de partidos políticos, teniendo como eje la educación.

Miguel Angel Rodríguez abordó temas de la participación en democracia y exaltó lo que llamó el principio de la subsidiaridad, basándose en el individuo y su núcleo familiar, para señalar los conceptos de participación  competitiva y participación colaborativa, descentralizando el Estado.

¿Qué nos aportan en esta nueva publicación sus autores, en cuanto a avances, retrocesos y desafíos de la construcción democrática nacional, como reza su título?

 

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Carlos Denton, desde las perspectivas de su trabajo de encuestas, pionero en este campo desde 1978, junto con Olda Acuña, aquí presente en este acto, introduciendo el libro, nos lleva a señalar algunos de los problemas por él detectados, resultado de su trabajo. Destaca el surgimiento de la Sala Constitucional, de la Defensoría de los Habitantes, señala las inquietudes por replantear una nueva Constitución Política, por la manera de elegir diputados. Señala que hay menos capacidad de negociación y más sectarismo en los partidos políticos, aunque la sociedad costarricense ha avanzado hacia formas más pluralistas de participación. Resalta el llamado a expresarse en lo que se ha denominado democracia de la calle para presionar y lograr objetivos de lucha popular, social, gremial o sindical.

Expresa Carlos Denton, resultado de encuestas, que a los ciudadanos sí les importa quien gobierna, que sí les importa mayoritariamente que el gobierno sea democrático y que especialmente produzca seguridad. Encuentra una tendencia popular hacia desconfiar de los liderazgos políticos, lo que es preocupante para la estabilidad nacional, para la toma de acuerdos y para desarrollar políticas públicas o de gobierno. Señala que todavía los ciudadanos confían y participan en el sistema electoral y  en la posibilidad de realizar cambios. Al mismo tiempo, concluye, que hay una tendencia emergente que consideraría apoyar, en situación de emergencia nacional, un gobierno autoritario, semejante al de la Junta Fundadora de la Segunda República (1948-1949).

Daniel Camacho, 41 años después, se encuentra, en mi opinión con lo señalado en el primer libro, en el marco institucional, político y económico lo cual no ha cambiado. Replantea algunos de sus enfoques sobre el desenvolvimiento histórico nacional desde el siglo XIX, destacando en ello el hilo de la construcción democrática nacional, el papel del pueblo en ese proceso, el papel del movimiento liberal, especialmente de finales del siglo XIX, para destacar, en su análisis, el papel de los derechos humanos como el campo de batalla fundamental del momento actual, cuando ha surgido una nueva derecha política y se vive el marco internacional poderoso, y en el marco nacional también, del neoliberalismo en todas sus expresiones.

Dentro del campo de los derechos humanos, resalta el papel de los movimientos sociales en este período y, con análisis concretos de casos, hace una revisión de la historia del siglo XX costarricense.

Para Daniel Camacho, desde los 80 hay una nueva derecha neoliberal que ha venido llenando los espacios políticos, al que los sectores populares han logrado frenar en algunas de las transformaciones que estos grupos querían impulsar, como fue la lucha del Combo del ICE y contra la minería en la zona norte del país. Incluye dentro de este proceso la lucha contra el TLC-USA-CA-RD. Destaca que los factores de distribución de riqueza nacional se han agudizado, lo que vincula a los altos índices de abstencionismo electoral surgidos a partir de 1998.

En su artículo señala grandes desafíos existentes como las tendencias al autoritarismo político, el desarrollo del crimen organizado y la narcodelincuencia, con sus amenazas a la seguridad ciudadana y a la estabilidad política,que, ante la celebración del bicentenario de la Independencia, son, a la vez, graves amenazas a la vida democrática nacional. Ante ello, cree que se abren perspectivas de un nuevo proyecto democrático con nuevos escenarios de organización popular y con nuevas temáticas de movilización ciudadana, y hace descansar, este futuro, en los aportes y avances de los movimientos populares quienes son los que están señalando el camino.

El artículo de Ana Virginia Calzada hace un recorrido, a partir de su experiencia personal, como magistrada de ese alto tribunal, valorando muy positivamente la Sala Constitucional de la República. Destaca, en primer lugar, la credibilidad de la Sala como la de más alta credibilidad de las instancias judiciales. Repasa en su análisis la historia judicial, institucional y constitucional del país, desde el Pacto de Concordia hasta la Constitución de 1949, aspectos que poco se habían tratado en los dos libros anteriores, a lo cual Daniel Camacho sí le dedica un apartado en su artículo, para destacar la reforma constitucional de 1989 que produce la Sala Constitucional, comparando las limitaciones del período anterior a ella, con jueces que tenían una formación más penal o civil para atender asuntos de constitucionalidad.

La propia Sala IV, como se le llama popularmente, recientemente ha hecho un balance histórico de los principales institutos jurídicos de su atención, con extraordinario significado en cuanto a los recursos de amparo, los de inconstitucionalidad y el de hábeas corpus, destacando incluso la influencia que en sus resoluciones hubo antes de la creación de la Sala IV, por parte del Poder Ejecutivo, en las instancias judiciales y obviamente en las resoluciones producidas.

Destaca la misma evolución de la Sala IV, para exaltar que su tendencia hacia el futuro es fortalecer lo relacionado con los derechos humanos. La Sala IV le ha dado supremacía, legitimación y garantía al Derecho Constitucional.

Para Ana Virginia Calzada, la Sala IV ha impactado a la sociedad costarricense con grandes cambios sociopolíticos y socioculturales, en cuanto a la defensa de la Constitución, la nueva protección y visión del ser humano costarricense, el ejercicio y defensa de los instrumentos internacionales  de protección de los derechos humanos, con controles previos de constitucionalidad, destacando, sobre todas las cosas, que el ser humano, desde su etapa más temprana, no puede ser objeto de discriminación, fortaleciendo con ellos los conceptos de igualdad ante la ley, por lo que ha impulsado la defensa de la igualdad de la mujer y contra su discriminación, ha fortalecido la libre opinión y el libre ejercicio de la libertad de expresión, la obligatoriedad de igualdad de trato que impuso en los debates electorales, a raíz de un recurso interpuesto por mí, en 1998, que ha marcado desde entonces la jurisprudencia y práctica electoral, incluso del Tribunal Supremo de Elecciones, al menos en aquellos actos que son de instituciones públicas o con financiamiento público.

También, la Sala ha impactado por sus pronunciamientos sobre mujeres embarazadas, personas discapacitadas, sobre salud pública, obligando a la CCSS a atender determinadas situaciones, por caras que hubieren resultado, por la protección de menores y los adultos mayores, por atender recientemente las cuestiones que giran alrededor del matrimonio igualitario y las uniones de hecho, por apoyar las resoluciones de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en lo que nos es atinente y obligatorio. Especial importancia tiene en sus resoluciones lo correspondiente a los nuevos derechos, a la protección del ambiente y de los animales. 

En atención a la abolición del Ejército y la Proclama de Neutralidad fue muy importante el fallo condenando el compromiso adquirido por la administración Pacheco de la Espriella de haber metido al país en asuntos militares, guerreristas y de invasión  guerrerista en Irak, obligando al gobierno a retirar la firma de apoyo a esa acción militar de Estados Unidos.

No menos importante fue la resolución sobre la nulidad del artículo constitucional que, por reforma hecha en 1969, impedía la reelección presidencial, restableciendo en ese sentido el artículo original de la Constitución de 1949, afirmando con ello que los derechos y libertades originalmente aprobadas por la Asamblea Constituyente no podían ser limitadas, ni derogadas, que por el contrario, en materia de derechos y libertades la Constitución estaba abierta para impulsar y aprobar, en su letra, nuevos derechos y libertades.

La conclusión importante de su artículo está en que hoy la sociedad costarricense es más respetuosa de los Derechos Humanos.

El artículo de Natalia Díaz Quintana resume una línea cronológica de lo que ella considera el liberalismo y la libertad. Elabora un planteamiento teórico sobre estos conceptos, su evolución y trato en algunos autores, para aterrizar en Costa Rica.

En su visión nacional, desde la Constitución de 1821, con apoyo en el análisis histórico, político y económico del país, señala como se fueron plasmando los principios liberales y el concepto de libertad, en lo que ocupa un lugar importante el señalamiento de las reformas liberales de la década de 1880-1888 y el anticlericalismo institucional surgido en esos años hasta 1940.

Para Natalia a partir de la guerra civil de 1948 hubo un reacomodo de las ideas liberales en el país, enfatizando en el surgimiento de la ANFE, en 1958, como el punto de viraje, en este sentido, y con el desarrollo de grupos políticos electorales que se organizaron para enfrentar a la socialdemocracia del Partido Liberación Nacional, tanto de los gobiernos de Mario Echandi Jiménez y José Joaquín Trejos Fernández, como de Rodrigo Carazo Odio, que sentó las bases para la creación del Partido Unidad Social Cristiana, como expresión de ese movimiento liberal hasta la creación  de nuevos partidos liberales surgidos en 1998, como fue el Movimiento Libertario..

En este sentido destaca la creación de la Academia de Centroamérica, como el motor intelectual del liberalismo y del neoliberalismo nacional actual.

Al igual que Carlos Denton hace hincapié en aspectos electorales de este último período y, por experiencia propia, destaca los conflictos internos en el Movimiento Libertario surgidos en el 2017, del cual surgió el partido Unidos Podemos, junto con otro partido, el Liberal Progresista, que no resulta de esa división, pero que aparece en el escenario electoral más decisivamente.

Discute términos como neoliberal, igualdad y libertad, libertad y democracia, tanto por su origen histórico, como desde el punto de vista conceptual, enfatiza en el principio del respeto a la toma de decisiones por parte de quienes ejerzan cargos de elección popular, que representen ciudadanos en esos cargos, para destacar los conceptos de mayorías y minorías temporales, concluyendo que las minorías deben someterse a las mayorías.

 

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Carlos Denton en su artículo, no en la introducción del libro, destaca los aspectos de la burocracia en la orientación democrática, siempre con apoyo a su rica experiencia de encuestas. Considera que la democracia costarricense es robusta y que los procesos electores son considerados honestos, aunque haya alto abstencionismo en los últimos procesos electorales. Considera que la esfera del poder político cobra cada vez más fuerza, que los servicios públicos en las últimas décadas han mejorado, señala el papel de la inserción de las grandes corporaciones en el país. Destaca que con la Coalición Costarricense de Iniciativas del Desarrollo (CINDE) el modelo económico político puesto en marcha desde los 80 da para más. Coloca parte de sus observaciones en las crisis financieras que ha vivido el país, especilmente en la última década.

Un elemento que resalta es el papel conservador que le asigna a la clase media actual, considerando que es una amenaza para la democracia, por cuanto ha relegado a la clase política de decisiones importantes. Señala problemas importantes que agobian a la población, como obra pública escasa, mala educación, deficiente atención en salud, inseguridad física y ciudadana, organizaciones sociales para combatir pobreza que más atienden a los servidores públicos, una policía comunal escasa.

Carlos Denton hace un repaso político desde la Guerra Civil hasta nuestros días, con entorno internacional y regional, para destacar el crecimiento estatal  y las dificultades del Ministerio de Hacienda para atender sus necesidades o de recortarlas, según él, donde se centra el reto para el futuro democrático del país.

Destaca la fragmentación partidaria existente, la reglamentación que amarra la vida pública y la organización sindical indicando que son organizaciones que se oponen a todo tipo de cambios institucionales, concluyendo, con ello, que para él la izquierda nacional es conservadora, concentrada en la atención de los trabajadores del sector público, y critica la existencia de beneficios sociales de los trabajadores obtenidos por sus luchas sindicales. Critica aspectos de la efectividad del control político parlamentario, que considera débil, en lo que también influye el autonomismo institucional.

Para Denton, la democracia está siendo minada por burocratismo y los burócratas que toman decisiones, que son los que deciden en sus instituciones, imponen valores y cultura organizacional. Destaca el papel de la Sala Constitucional y el del Estado de Derecho, como elemento central de la democracia.

Resalta el papel del llamado control político alterno que pueden ejercer los ciudadanos, incluso ante la Contraloría General de la República, pero que no se practica. Igualmente, destaca las leyes de transparencia y las defensorías públicas existentes, la de los Habitantes, la del Consumidor y la Procuraduría de la Ética. Señala el papel importante que ha tenido en el país el periodismo de investigación que ha contribuido a ver mejor el desenvolvimiento de las instituciones y de sus funcionarios a cargo.

También destaca la poca participación y apatía de los ciudadanos en los gobiernos y en los procesos electorales cantonales, a pesar de que estos gobiernos son más accesibles que  el nacional.

En mi opinión, los ciudadanos no tienen aún una cultura política importante y desarrollada sobre el significado de sus gobiernos locales, el poder que en ellos pueden tener, desde las asambleas y consejos distritales, que pueden legalmente imponerse ante los órganos municipales. Los partidos políticos, en mi opinión, tampoco han sabido aprovechar sus triunfos cantonales para convertirlos en potenciales acciones de proyección regional y nacional.

La corrupción, como un elemento que actúa en la vida pública, la señala desde los gobiernos locales. La pasividad del costarricense, como una característica de su ser, dice Denton, lleva a los ciudadanos a una postura apática, abstencionista, desinteresada, de poco interés en asuntos públicos.

Para Denton, las características que los costarricense definían a finales del siglo XX, de sí mismos, en religión, simpatía por un equipo deportivo y por un partido político, hoy se mantiene casi solo en la identidad con el equipo deportivo al que siguen. Reconoce un crecimiento importante de las religiones no católicas y considera que, para los costarricenses, los partidos políticos han dejado de ser importantes. Para Denton, la libertad de los costarricense se ha ido limitando, al haber un mayor entrometimiento estatal en la vida de los ciudadanos.

Jacobo Schifter, partiendo de definiciones conceptuales de democracia, afirma que la costarricense nadie la quería, resultado de su propio proceso tortuoso de desarrollo, basándose en algunos elementos históricos, para decir que la democracia nacional nació por accidente, después de la Guerra Civil de 1948 y de la neutralización de clases, que señaló en su articulo hace 41 años. Hace y rehace un balance histórico del país desde finales del siglo XIX, principalmente de la primera mitad del siglo XX, para afirmar que los líderes del período no eran demócratas y de que en la década de 1930–1940 hubo racismo institucional, analizando las presencias migratorias de chinos, negros y judíos.

Destaca que a partir de 1948 sobresale beneficiado el grupo burocrático. Igualmente, que en esa segunda mitad del siglo XX se fortalece la clase consumidora, para lo cual el Estado fue un factor de su crecimiento. Ubica al Partido Comunista en este período indicando que dejó de ser un atractivo político con la caída y desintegración del Sistema Mundial Socialista y la desintegración de la Unión Soviética.

Señala los problemas que considera que amenazan la democracia costarricense como el endeudamiento, la corrupción, el narcotráfico, el deterioro de los servicios públicos, la ingobernabilidad, los fundamentalismos religiosos, las izquierdas antisemitas no revolucionarias.

Para Jacobo, las revoluciones son impredecibles, no se sabe por qué surgen ni cuando se producen. Aquí analiza el papel de los nuevos movimientos sociales y de las nuevas demandas sociales, asociadas a Derechos Humanos, y de los nuevos sectores sociales activos, entre ellos las mujeres. Destaca que hoy la Iglesia Católica carece de un discurso progresista y que su discurso poco democrático, que ha permitido que se desarrolle un populismo cristiano, fundamentalista, no católico.

Termina considerando que la democracia costarricense está en crisis por su polarización, por la división entre liberales y seculares, por los que combaten y defienden la diversidad sexual, la por la corrupción y la desigualdad social, por la burocratización enfrentada al liberalismo, para concluir que la sociedad costarricense hoy no tiene un modelo de desarrollo con apoyo mayoritario de la población, y que la sociedad costarricense no ha superado ni sanado el trauma de de la guerra civil de 1948.

Este libro, que hoy se presenta es muy importante, para analizar, para ver, para atender los problemas que los autores abordan en el inmediatismo político que nos enfrenta.

Los aportes y análisis de cada autor, en lo particular de cada uno de ellos, son ricos y sugestivos. Llegan a señalar los principales problemas que hoy tenemos los ciudadanos y los delinean los desafíos existentes. Fortalecen, desde sus particulares dimensiones, las instituciones vitales de la sociedad democrática actual. Introducen con más relevancia los temas y aspectos político electorales que no fueron tratados de esa manera en los dos textos anteriores.

Este libro es de una obligada lectura para comprender mejor el momento político institucional que hoy vivimos.

Felicito a la EUNED por sus cuarenta años generando cultura nacional, la más importante de la editoriales hoy del país, por este esfuerzo editorial en este nuevo libro sobre la Democracia Nacional, y felicito a los autores que nos han puesto a pensar y a repensar la sociedad democrática nacional que tenemos hoy, en sus avances, sus retrocesos y desafíos.