"Abrazos de Matapalo", de Santiago Porras, en La Casona

Por: Vladimir de la Cruz

 

Presentación de "Abrazos de Matapalo" en Cañas, Guanacaste

Foto: EUNED. (2019).

 

El pasado jueves 28 de marzo, mi buen amigo, el escritor Santiago Porras presentó su último libro, la novela “Abrazos de matapalo”, en “La Casona”, un sitio bellísimo en Guanacaste, entrando unos seis kilómetros sobre la carretera que desvía hacia Upala y tomando hacia la izquierda la margen derecha del canal de riego, en dirección hacia el oeste, sobre ese canal espectacular en su panorama, en un día altamente asoleado y precioso que hizo, peligroso para irse al canal con todo y carro, dado lo angosto de la calle de lastre que lo sigue por ambas orillas.

 

El acto patrocinado también por la Editorial de la UNED, que le editó el libro, editorial que le ha publicado otros de su casi decena de obras de cuentos y novelas, fue, en ese remoto lugar, espectacular.

 

El lugarcito, La Casona, donde se presentó el libro, se encuentra a casi 200 kilómetros de San José. La sola convocatoria e invitación para ir allí era trastornadora y enigmática. Para los que habíamos leído el libro antes de su presentación lo presentíamos, cuando nos dijo que era en La Casona...en Guanacaste ¿Dónde diablos quería Santiago presentar su libro? ¿Por qué allí?

 

Tras el viaje largo, meterse en esa remotidad a la orilla del canal de riego, pasando fincas y haciendas, secas por la época, alborotadas por el polvazal que se iba generando por el carro en aquellos caminos de lastre, pasando una quebrada, para de pronto descubrir el lugar…lleno de carros, a todo dar, para reunir poco más de 200 personas, bien atendidos con bebidas y bocadillos, la mayoría de Guanacaste y de diferentes regiones de la provincia, parroquianos y autoridades de gobiernos locales, alcaldes entre ellos, periodistas, artistas locales, los amigos y parientes cercanos de Santiago, los de la región y los que nos desplazamos, bajo aquellos toldos gigantes que se habían colocado para aliviar el sol y la cantidad de sillas para los concurrentes, rompía por todos los ángulos el panorama.

 

Los toldos y el escenario de presentación del libro al lado izquierdo de una Casona, La Casona, que es parte de los personajes de la novela, espectacular, bella, hecha toda de tablas, con sus rendijas naturales, una casona más que centenaria, según entendí hecha por el presidente Bernardo Soto, en su época, a modo de “quinta” o lugar de descanso, con un espacio donde había un horno, ya desaparecido, con un pequeño corredor volado al frente y con techo de teja.

 

Hacienda La Pacífica, Cañas, Guanacaste

Foto: EUNED. (2019).

 

El escenario para la presentación de la novela “Abrazos de matapalo” no podía ser de otra manera, porque la novela se desarrolla en Guanacaste, es auténticamente guanacasteca. Como toda obra literaria con ficción, pero también, en el caso de Santiago, con elementos de realidad, que él vivió o atestiguó y con personajes ficticios y con personajes reales, en la narrativa que nos deja Santiago, una obra que nos relata con contexto social, las luchas sociales y los actores sociales que les dan fuerza a la novela y a su contexto, la vida de algunos, pocos, personajes.

 

El acto de presentación del libro se acompañó, aparte de la presentación oficial por parte del EUNED, con un acto cultural que fue igualmente espectacular, de gran calidad artística por sus participantes y ejecutantes. Guadalupe Urbina, la cantautora guanacasteca, oriunda de Sardinal, que vive hoy en la zona sur y gran artista nacional, de amplio reconocimiento internacional, deleitó con su canciones, que se encuentran recogidas en discos y en cancioneros, pero además tocando quijongo acompañada de Karol Cabalceta, profesora, quien también se lució tocando el quijongo.

 

Karol Cabalceta tocando el quijongo

Foto: EUNED. (2019).

 

El quijongo guanacasteco ya ha sido bien reconocido, en el país, como instrumento musical, en grave peligro de “extinción” por falta de ejecutantes. En el 2015 se había dado el Premio Nacional de Cultura Popular Emilia Prieto a dos guanacastecos quijongueros: Eulalio Guadamuz, de Bagaces, y a Isidoro Guadamuz, de Santa Cruz.

 

Este instrumento, el quijongo, es de vieja tradición, se remonta a las culturas aborígenes. Se constituye con una vara larga de pasados dos metros, generalmente de guácimo, que tiene un vibrador de alambre que une un jícaro con la madera, de donde se obtienen las diferentes notas, agudas o graves. Además, un pulsador con el cual se ejecuta el quijongo, que es de madera, de cualquier madera puede hacerse, con un largo que pasa los 30 cm. El orificio de la jícara se usa para modificar las notas, sea abriéndolo o cerrándolo. También tiene una caja de resonancia, que puede hacerse con una calabaza, como originalmente se hacía, para producir la amplitud del sonido.

 

La primera vez que vi entonar quijongo fue en los años 1957-1962 cuando iba a pasar vacaciones a San Carlos, a la Villa Quesada, hoy Ciudad Quesada, donde mis tíos Gilberto de la Cruz y Elba Malavassi. Elba estuvo siempre muy preocupada del rescate de este instrumento musical y del quijonguero regional sancarleño que estaba siendo influido, en esos días, por la música de un radiotransitor que le habían regalado. En distintas ocasiones lo he oído y en esta presentación del libro de Santiago Porras, a quienes asistimos, tamaño regalo nos dio con este acto cultural organizado con este motivo.

 

A ellas, a Guadalupe y a Karol se sumaron John Henry Villafuerte Baltodano, que tocaba o ejecutaba con una quijada de res, que bien pudo ser de burro, caballo o vaca, que se le llama “carraca”, elaborada con el maxilar inferior, que para su uso es hervida y secada, que se mantiene durante un tiempo en un nido de hormigas para que las hormiguitas la terminen de limpiar de sus residuos orgánicos y para que sus molares, que se conservan en la mandíbula, se aflojen y puedan producir sus sonidos acompasados de un castañeteo, en cuanto los van tocando y provocando los dos sonidos que se le sacan a la carraca.

 

El quijongo, como la carraca, son instrumentos que tienen su origen ligado a la presencia africana en Centroamérica y en Costa Rica.

 

El acto contó también con el cantautor Iván Pastrana y con ese gran artista nicoyano que es Nago de Nicoya, que cantó tres canciones, una de ellas, muy emotiva, dedicada a los coligalleros, y un grupo de marimba pura guanacasteca del santacruceño Nelson Briceño.

 

También participó en el acto el cuentista afrodescendiente Franklin Perry, profesor de literatura inglesa, que se inició de cuentista en los talleres que impulsaba el escritor comunista Francisco Zúñiza Díaz.

 

De fondo, sobre la obra de Santiago, “Abrazos de matapalo”, el escritor, poeta, lingüista e historiador regional guanacasteco, gran promotor cultural, Miguel Fajardo, hizo una exposición brillante, bien analítica del contenido de la novela que de Santiago Porras se presentaba, de este libro, que no es su primero, en el que aborda la temática guanacasteca, como lo hizo con algunas narraciones de su libro “Cuentos de ayer, de hoy y de nunca”.

 

De Santiago Porras  también están sus “Cuentos guanacasticos”, “El regreso es parte del viaje”, ese libro también de la EUNED, “La Sombra decapitada”, “Allá en el Zamora, que recoge vivencias de sus estudios de Agronomía en esa institución, en Honduras, y la novela “Avancari”, también de sello de la EUNED.

 

Libros de Santiago Porras

Foto: EUNED. (2019).

 

En lo particular disfruté mucho el acto, pude ver y saludar a gran cantidad de amigos, compañeros de luchas políticas, como el Lic. Edgar Porras, su señora esposa, doña Mayela, exalumnos, hoy también distinguidos en Guanacaste como Vera Beatriz Vargas León, escritora del libro “Nandayure, su folclor, su gente”, hoy a cargo de importantes proyectos de dirección cultural en la provincia, que tienen que ver con el rescate del folclor provincial y de la cultura popular guanacasteca.

 

El acto de presentación del libro de Santiago Porras fue un gran evento cultural que mezcló talento, tradiciones musicales y culturales guanacastecas.

 

¡Felicidades a Santiago por este nuevo hijo literario!